Todo artista debe tener su posición ante el mundo y la vida. Sin ella, su obra sería una mera expresión sin sentido. Cuando terminé la carrera en la facultad de Bellas Artes, hice una larga y profunda reflexión para decidir qué quería pintar; mi profundo amor por la tradición y la naturaleza humana desempeñó un papel importante en mi decisión. Decidí aplicar mi formación en expresión abstracta, para transmitir una visión nueva y contemporánea del legado estético de los paisajes urbanos, a menudo rodeados de historia y leyendas . . sin duda uno de los grandes legados de nuestros antepasados.
¿Por qué no transmitir al público el valor infinito de la belleza, los campos, los bosques, los desiertos y los océanos a través del arte? . … Promoviendo así el amor y la conservación del mundo, que es testigo de nuestro nacimiento y del que sólo somos inquilinos.
Mi obra es el resultado de esta filosofía… Pequeños pueblos, que una vez pintados sobre lienzo, armonizan vestigios de la era moderna y la mezclan con sus orígenes. Tal vez perdidos en el tiempo, tal vez escondiendo secretos que nadie descubrirá jamás. También, sugerencias provenientes del infinito del horizonte, que abrirán la puerta a nuestra imaginación, haciéndonos oír voces y ecos de mares y océanos, o percibiendo el aroma del viento que cruzó por bosques lejanos…olvidados La eterna danza de colores y matices que tenemos el privilegio de contemplar en cualquier orilla, río o mar, haciéndonos dudar a veces, donde acaba el cielo, donde empieza el mar… Y, ¿todo para qué? Quizás sólo para recordarnos que en esta Tierra… sólo somos… eso, inquilinos.